Hola viajer@s,
Antes de seguir hablando de los viajes que tengo pendientes de explicaros quiero hacer un blog adelantando un poco este último viaje a Bruselas de 4 días.
Pero no os voy a hablar de cómo ha ido el viaje de momento, os vengo a hablar de la organización de los aeropuertos (de como lo he vivido, ya que en ocasiones anteriores iba acompañada pero esta vez iba sola).
Lo he notado más y he visto más claro las comparaciones y los problemas (o no) de las instalaciones del aeropuerto del Prat y el de Bruselas.
Todo el servicio, teniendo en cuenta que ya lo habíamos gestionado con anterioridad con la compañía que volamos no fue mal del todo.
Un tema importante es cumplir todas las normas que tienen de baterías de sillas eléctricas, Scooters o, en mi caso, handbikes eléctricas (bicis, como yo las llamo) ya que sólo se podrán embarcar hasta un límite de potencia.
Te piden los certificados o documentación conforme puedes volar con ellas.
En mi caso es apta, extraíble y se sube conmigo a cabina. Las maletas van facturadas o como equipaje de mano como cualquier otro pasajero.
Por otro lado, tanto a la silla como a la bici, les ponen identificadores por sillas y unidades acoplables y no te cobran facturación.
Mi experiencia en el aeropuerto del Prat:
Nada más llegar busqué el servicio de ayuda a las personas con discapacidad que tienen los aeropuertos. Ellos me acompañaron en todo momento tanto a facturar y check in, a pasar la seguridad y me dejaron en la puerta de embarque hasta la hora que tocaba subir al avión.
Normalmente las personas con discapacidad subiremos los primeros al avión y bajaremos los últimos. Las azafatas y pilotos te saludan (ventajas de subir los primeros), entras con la ayuda de la asistencia (en mi caso con una silla especial que es tamaño especial y tiene cinturones por seguridad). Luego te pasan o te pasas al asiento del avión y cuando estás acomodada la azafata te explica como pedir ayuda si necesitas algo, que pasaría sí hay alguna emergencia y te recuerda que saldrás la última (también si hay una emergencia).
Mi experiencia en aeropuertos extranjeros:
Contando que esto ha pasado en varias ocasiones: Londres, Roma y esta vez Bruselas, que es donde más lo he notado. El tema del idioma.
Nada más llegar ya tenía la asistencia esperando para salir y enseguida vi mi silla de ruedas pero faltaba mi bici acoplable (no me dejaron entregarla en España en una misma pieza para evitar cosas así).
Mi nivel de inglés es muy básico y me encontré que casi todo el personal que me atendió hablaba neerlandés. El inglés casi les parecía un idioma de otro mundo(aún utilizando el traductor de google).
Imaginaros mi cara, ¡un mapa! Me veía sin mi bici
(aunque sabía que había volado porque vi como subía y bajaba por ventanilla (ya que siempre me fijo si se ve). Yo les decía (como podía, claro,) ”bajar la habéis bajado, lo he visto” y ellos mirando con cara de ”¿qué bici?”. Total, que al final el piloto, para que no nos infartáramos ninguno, me dijo que la había visto en bodegas y estaba todo en el mismo sitio y a sus compañeros les contó cómo era y apareció. Se la habían llevado con el equipaje, en fin…
Después del micro infarto me acompañaron a poder recoger mi maleta. Era un aeropuerto enorme así que les pedí que dónde estaba el tren que tenía que coger. Iba con tiempo, pero si me perdía no llegaba. Por suerte me acompañaron hasta donde era, me buscaron a la asistencia del tren y ya no tuve problemas.
La vuelta para mí fue un poco más caótica.
Llegue con el tren y la persona me dejó en la puerta de acceso al aeropuerto. Pude localizar un punto de información rápido con una persona que hablaba algo de español y me dijo dónde estaban los mostradores de facturación. Lo hice sola y pregunté dónde estaba lo de la ayuda a las personas con discapacidad para que vinieran a ayudarme a pasar el control de seguridad, con el equipaje (que por suerte era una maleta pequeña) y que me dejaran en la puerta de embarque como en España.
Pero no, aquí fue ”apañate”. Pasé la seguridad sola, que encima me hicieron quitar las bambas y no te ayudan por seguridad. Para las personas que vamos en silla de ruedas no es fácil ni todos podemos.
Pero bueno, ¡lo conseguí! Igual estaría bien que en el chequeo hubiera alguien para las personas con discapacidad y que fuera controlada con policía o seguridad para evitar problemas pero que nos pudieran ayudar.
Por suerte sí me habían dicho qué puerta de embarque era asi que me tocó buscarla.
No, toda la locura no había acabado…
Primero el de la puerta de embarque desconfiando y, aún enseñándole el certificado de batería de la bici (está en castellano e inglés), estuvo mirando en su ordenador y haciendo fotos del certificado. No sé qué dudaba, pero vamos…
¿Os acordáis de que yo había ido a decir que necesitaba la ayuda no? Pues empezó el embarque (supuestamente tengo que ser la primera) y no me decían nada. Todos los pasajeros preguntándome si necesitaba algo (y yo muy agradecida) y yo les decía ”no gracias, sólo que se aclaren y me suban”. En broma les decía ”bueno si salimos 10 minutos tarde ya sabéis la causa jajaja”. Tenía que poner algo de humor en ese momento de pensar que me dejaban en tierra…
Por fin llegaron, sin prisas. Cinco minutos antes habían estado en esa puerta de embarque, pero habían desaparecido.
Por fin llegué a mi asiento en el avión.
La llegada al Prat fue menos caos. Mi bici no estaba desaparecida, salí la última y me preguntaron si necesitaba ayuda con la maleta. Solo les pregunté que dónde estaba y fui yo sola (con la bici iba más rápido sola) y ya tenía esperando a mi família cuando salí, sin más problemas.
Espero que esta pequeña experiencia os pueda servir para descubrir cosas que os pueden pasar y sobre todo por si algún aventurer@ viaja sol@ como yo.